Baronía de Escriche. Corbalán
La baronía de Escriche está situado en el lugar donde en otra época se asentaba una villa, incorporándose en los años setenta al municipio de Corbalán.
El lugar era un pequeño pueblo propiedad del barón de Escriche, comprende un total de catorce masadas. El edificio estuvo habitado hasta los años 80 por los masoveros que cuidaban del ganado que allí se guardaba. Antes de entrar en decadencia el complejo tuvo momentos de esplendor y así en sus instalaciones llegaron a vivir más de 50 personas.
La más destacada de estas masías es la Casa Grande donde se ejercía la capitalidad de la villa y donde se halla el palacio del Barón de Escriche.
El complejo arquitectónico está compuesto por el palacio, la iglesia de San Bartolomé, dos pequeñas casas de una planta de servicios auxiliares (que correspondían a la casa del guarda forestal y del personal encargado del cuidado del camino), diversos corrales y pajares y el cementerio. Todo ello situado alrededor de una plaza rectangular en cuyo centro se alzan tres majestuosos chopos.
Fue sede del barón de Escriche, de él se decía que tenía tanto poder que gozaba de jurisdicción plena en su territorio, podía hasta condenar a muerte.
Cuenta la leyenda que ganó su rango, gracias a vencer a una fiera, que atemorizaba a los habitantes de todo este territorio, y que había vencido a los más atrevidos caballeros. Cuando tuvo al monstruo cara a cara lo primero que hizo fue colocar un espejo ante él, por lo que la fiera se vio reflejada, momento que aprovechó, para clavarle la espada en la boca, el único punto vulnerable que tenía, y que hasta entonces nadie había podido acceder. Así fue como la consiguió matar, y se pudo volver a repoblar el lugar. El rey agradecido ante semejante valentía, le concedió en baronía, todas las tierras que fuera capaz de recorrer durante un día en su caballo naciendo así la Baronía de Escriche.
Aquella hazaña, es el origen de la siguiente jota:
«Nadie le teme a la fiera,
que la fiera ya murió
al revolver una esquina,
un valiente la mató.»
El palacio renacentista que se levanta en la Baronía data del siglo XVI. Consta de un edificio rectangular de tres plantas situado en la falda de una gran colina. En la planta baja se situaban las dependencias de la servidumbre, la cárcel, las cuadras y el patíbulo. La primera planta era la planta noble: a ella se accede por una monumental escalera estando dividida en dos alas: la del señor de Escriche y el ala de la servidumbre. Destaca en estas dependencias las pinturas murales que cubren las mismas con distintos motivos y que han sido objeto de diversos estudios y de una tesis doctoral. No obstante parece que también en las dependencias de la servidumbre y debajo de la cal con la que están pintadas hay murales. Finalmente la tercera planta se dedicaba a graneros.
La iglesia de San Bartolomé se encuentra situada al lado del palacio. Se trata de una obra barroca de la segunda mitad del siglo XVII, con fábrica de mampostería, tres naves en su interior, la central cubierta por bóveda de medio cañón y lunetos, y las laterales, de arista. Tan sólo se conserva en pie la parte primitiva de la iglesia y en no muy buen estado de conservación ya que la cabecera se encuentra derruida al parecer porque al finalizar la guerra civil los propietarios vendieron la techumbre que algunos sitúan en Italia.
En la actualidad pertenece a la Diputación Provincial de Teruel y se pretende realizar un complejo turístico que contempla la posible construcción de un hotel con balneario, un campo de golf de 18 hoyos, una red de lagos y balsas e instalaciones para la práctica del fútbol y el tiro con arco.