Torre Mudejar de la Iglesia de San Bartolomé. Peralejos
En la Iglesia de San Bartolomé confluyen buena parte de las tendencias artísticas características de la arquitectura turolense del siglo XVI, con prolongaciones durante el XVII en tierras turolenses. Por un lado pervive la tradición gótica, tanto en las cubiertas de bóveda de crucería estrellada como en el esquema que sigue la planta, de nave única con capillas entre los contrafuertes. Ello se combina sin embargo con elementos novedosos, como el uso de bóvedas de cañón con lunetos en las capillas laterales, el cascarón conchiforme del ábside o las capillas comunicadas entre sí. Resulta original la solución exterior de la cabecera, que deja traslucir la forma semicircular del ábside pero cortándose en un frontal plano. A esto hay que sumarle el aporte mudéjar de la torre.
A los pies, en el lado de la epístola, sobre dos cuerpos de planta cuadrada y piedra sillar campea un cuerpo octogonal en ladrillo y decorado con azulejos.
Este cuerpo, último eco de la serie tardía del mudéjar turolense, desarrolla una ornamentación en donde, junto a motivos de la tradición islámica, con paños de hexágonos o cintas de cadeneta, aparecen otros nuevos de raigambre manierista que enfatizan el tema cristiano de la cruz y la relacionan con la torre de Navarrete del Río, ya que ambas probablemente fueron realizadas a comienzos del siglo XVII.