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Naturaleza/Merenderos

La Comarca Comunidad de Teruel, aunque enclavada en la Cordillera Ibérica y rodeada por sierras que alcanzan los 2000 m de altitud, se asienta en un altiplano con altitudes medias comprendidas entre los 1.000 y 1.500 m. Este altiplano está surcado por dos grandes depresiones que albergan los cauces de los ríos que atraviesan la zona.

El Clima 

Pese a la proximidad de la comarca con el Mediterráneo, tiene un componente continental y está marcado por la orografía del territorio. En general se trata de un clima seco, y frío, siendo la oscilación térmica muy significativa. Las temperaturas extremas y la baja e irregular pluviosidad condicionan notablemente el paisaje vegetal de la comarca, dando a los altiplanos turolenses un carácter estepario.

Flora

La cubierta vegetal de la Comarca Comunidad de Teruel, es de las más heterogéneas. En ella se encuentran extensos y frondosos bosques de coníferas, amplias zonas donde abunda el monocultivo de cereales, vegetación de ribera de choperas y huertas de regadío, pequeños paraísos de extraordinaria biodiversidad, amplias parameras y desiertos casi absolutos. Más de la mitad de su superficie está cubierta por matorral y pastizales, resultantes, casi siempre, de la degradación de la vegetación original autóctona por causas antrópicas.

Las setas

En otoño, y en menor medida en primavera, cualquier aficionado puede encontrarlas en gran cantidad y variedad. El valorado rebollón, también llamado robellón o níscalo está entre las primeras de estas especies. Otra seta deliciosa, que podemos encontrar entre los pinares y prados de la comarca, es la seta de cardo, el champiñón silvestre, las negrillas, etc.

El chopo cabecero

Los chopos cabeceros constituyen uno de los mayores patrimonios naturales y culturales del sur de Aragón, con una especial importancia en la Comarca Comunidad de Teruel en general y en la zona del Alto Alfambra en particular.

El chopo cabecero es una variedad del álamo negro (científicamente llamado Populus nigra), que, mediante la poda periódica del árbol cada 14-15 años, llamada también escamonda, permite que se aprovechen sus ramas para diversos usos (construcción, leña, forraje), a la vez que éstas vuelven a rebrotar con mayor vigor. Ello provoca un ensanchamiento de la parte superior del tronco que le da la típica forma de «cabecero», como se denomina popularmente, dando lugar a ejemplares monumentales, pintorescos y de gran belleza. Las formas caprichosas que llegan a tomar estos árboles trabajados convierten a estos bosques en auténticos paisajes escultóricos naturales.

Fauna

Es compleja la descripción de la fauna silvestre de una comarca como la de Teruel, tan diversa y dispar en sus ecosistemas. Hay gran variedad de especies animales, pero debido a su carácter huidizo y a la presión antrópica no es fácil su observación.

Los mamíferos que predominan son generalmente de pequeño porte. Ardillas, musarañas, lirones, ratones, topillos y murciélagos abundan en los campos y bosques turolenses. También habitan estas tierras liebres, conejos, erizos, jinetas, y gran variedad de mustélidos, como hurones, comadrejas y tejones. Entre los mamíferos de gran porte se encuentran, además del jabalí, el gato montés, y el zorro.

Los reptiles que habitan estas tierras son lagartos, lagartijas, salamanquesas, serpientes y culebras.  En los ríos abunda la inofensiva culebra viperina, que adopta el disfraz de víbora para defenderse de sus depredadores, lo que le ocasiona muchos problemas con los humanos desinformados. La única serpiente venenosa de la zona es la víbora hocicuda, se puede tropezar con ella muy raramente cuando se solea en caminos poco transitados, si no se siente acorralada preferirá huir antes de malgastar su veneno.

En cuanto a los peces más abundantes de los ríos turolenses son las truchas, barbos, y gobios autóctonos y las carpas y percas americanas introducidas. Los mayores ejemplares se encuentran en el pantano de San Blas.

Las aves son los vertebrados más abundantes y diversos de la comarca. En las parameras del altiplano y en las depresiones sobrevuelan multitud de rapaces diurnas como águilas culebreras, halcones peregrinos, aguiluchos, y cernícalos. En cuanto a las rapaces nocturnas, lechuza común, mochuelo, autillo y búho real, son las especies que caben destacar. Otras aves muy importantes son los córvidos: cuervos, chovas piquirrojas, cornejas, grajillas, y las descaradas urracas.

Aves protegidas: Mención especial se merece alguna de las zonas del altiplano: parameras donde pese al ambiente tan inhóspito habitan el águila real, el búho real, las bisbitas, las cogujadas, las ortegas, los sisones, los alcaravanes y también aves muy escasas como la avutarda y la alondra de Dupont, que han hecho merecer a estas zonas la calificación de ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves).

Entre los invertebrados conviene mencionar algunas especies valiosas por su escasez: la colorida Parnassius apollo y la exuberante Graellsia isabellae. Incluidas en el Catálogo de Especies Amenazadas, son quizá las más bellas mariposas turolenses. La isabelina frecuenta el pino silvestre, mientras que a P. Apollo le gusta libar cardos y tomillos.

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